La devaluación del peso dejó su huella en el ejercicio de la oftalmología en la Argentina
Los costos de insumos, materiales desechables, medicamentos, lentes intraoculares, accesorios y equipos oftalmológicos se multiplicaron.
Todos los argentinos, y los oftalmólogos en particular, vivimos en la década de los 90 el apogeo de la tecnología, independientemente de las ideologías políticas. Esto incluía la construcción de autopistas, estaciones de servicio con baños limpios, teléfonos públicos en cada cuadra, teléfonos celulares antes que en muchos lugares del mundo, viajes al exterior con mucho menor costo que los internos.
Los oftalmólogos por primera vez pudimos acceder a la máxima tecnología del mundo que veíamos en las exposiciones comerciales de las reuniones como la American Academy of Ophthalmology y la American Society of Cataract and Refractive Surgery. Nos acostumbramos a colocar los mejores lentes intraoculares, a usar los mejores viscoelásticos, a adquirir un láser excimer y a cobrar nuestras cirugías en pesos o dólares, que era igual. Por ejemplo, un buen cirujano cobraba US$2,000 por facoemulsificación o LASIK, mientras que en los Estados Unidos se estaba cobrando US$1,000 por la misma cirugía.
En esos tiempos, la oftalmología argentina podía competir de igual a igual con cualquier lugar del mundo por nuestros conocimientos, habilidad y tecnología. Aprendimos cómo debe dotarse tecnológicamente un oftalmólogo. Muchos de nosotros ana-lizábamos esa situación y pensábamos que era eterna, pero lamentablemente ocurrió la por todos conocida súbita y desproporcionada devaluación del peso.
Esto se llevó a cabo en medio de un contexto puramente especulativo, despertado paradójicamente por quien fue el administrador de la Ley de Convertibilidad.
Por todo lo que estaba pasando aprendimos, entre otras cosas, que hubiera sido más sano darle un valor real a la moneda, liberando el mercado de divisas. De esa manera se permite a todos los actores de la economía reaccionar con lógica, y defender una cotización razonable para la moneda nacional, e ir adaptando sus costos, aun en un contexto de intereses contrapuestos.
Oftalmología con aranceles reevaluados y costos dolarizados
A partir de la devaluación del peso, los costos de insumos, materiales desechables, medicamentos, lentes intraoculares, accesorios y equipos oftalmológicos se multiplicaron, en el mejor de los casos, por valor de la cotización del dólar en el mercado. Mientras esto ocurría, el mercado no encontró sustitutos de aquellos productos, por lo tanto tales costos no pudieron ser racionalizados.
Las tarifas por los servicios prestados no pudieron superar los valores históricos convenidos en pesos, poniendo en riesgo la continuidad en la atención de los beneficiarios de programas sociales y servicios de medicina prepagada.
Las instituciones quirúrgicas oftalmológicas enfrentaron a partir de ese momento dificultades económicas y financieras, para lograr mantener la calidad de atención a los pacientes, sacrificando las reservas necesarias para mantener actualizada la infraestructura de los servicios, a lo que se sumó una evidente reducción del capital de trabajo.
Esta situación ha afectado a todos aquellos que, en forma inevitable, para asegurar su salud visual, deben de todas formas asistir a los centros oftalmológicos para practicarse procedimientos quirúrgicos, sin el respaldo adecuado de los sistemas de salud públicos o privados.
Para su información:
- El Dr. Hugo Daniel Nano puede ser localizado en el Instituto de Ojos Dr. Hugo Daniel Nano; Marcelo T. de Alvear 1418 (1060); Buenos Aires, Argentina; +5411-4816-7227; fax: +5411-4811-9636; correo electrónico: info@hugonano.com.ar.
- El Dr. Carlos Ferroni puede ser localizado en Tte. Gral. Juan D. Perón 1834 (ex Cangallo) 1040 - Capital Federal; +5411-4372-2265; correo electrónico: clinicaferroni@arnet.com.ar.